Que las toallas y las sábanas se conserven siempre con olor a limpio no es tarea fácil. Muchas veces, al sacarlas del armario notamos un desagradable olor “a cerrado” que no sabemos cómo quitar o, lo que sería más útil, cómo evitar. Existen hasta tres formas sobre cómo lograr un maravilloso olor a limpio y fresco con pasos simples pero imprescindibles. Además de conseguir los mejores detergentes y suavizantes del mercado, hay muchos factores que hacen que huelan más o menos bien a la hora de guardar esta ropa.
Las expertas en orden y limpieza tienen preferencias en cuanto a productos para lavar. Alicia Iglesias, coach de organización, revela lo que para ella son "los tres detergentes favoritos con los que hacer la colada perfecta". Ahora bien, es importantísimo seguir tres pasos que hacen que la ropa de toda la casa huela siempre a limpio.
Los 3 pasos fundamentales para que las sábanas y toallas estén siempre impecables
Solo necesitas seguir tres pasos que no implican ni secadora ni ningún elemento que eleve el coste de la colada. Eso sí, si quieres cuidar tus sábanas y toallas, escoge el lugar de la casa con más sol, menos humedad y más horas de luz.
Lavar, secar y planchar

Para favorecer que sábanas y toallas tengan siempre buen olor, es fundamental lavarlas y secar las bien antes de guardarlas. Siempre es recomendable lavarlas por separado y no junto a otras prendas. Si quieres que el lavado sea más eficaz, es preferible utilizar detergentes suaves y agua tibia. No uses nunca suavizante y, si en el momento de poner la lavadora, notas en ellas olor a humedad, añade en el cajetín, media taza de vinagre blanco y aumenta la temperatura del agua en el lavado. En el momento de secarlas, sobre todo las toallas, es siempre preferible tenderlas nada más terminar el ciclo de lavado y en el exterior, aunque evitando siempre el contacto directo con el sol.

Es fundamental colgarlas siempre bien extendidas para que pierdan la humedad lo más rápidamente posible antes de usarlas. Cuando estén secas viene la parte menos amable: la plancha. Este fastidioso paso es también esencial para el secado total de cada prenda y, lo más conveniente, es hacerlo nada más destenderlas. Hay que planchar con vapor y al máximo de temperatura y, si se quiere, se pueden añadir unas cuantas gotas de aceites esenciales al agua de la plancha. Con este sencillo paso contribuirás a que tanto las sábanas y toallas huelan menos a plancha y más a ligeros aromas.
Guardar bien para evitar humedad de más
Muchas veces pensamos que “da lo mismo” guardar las sábanas y las toallas perfectamente planchadas. Pero, al hacerlo, primero, ganamos espacio y, segundo, garantizamos, como hemos visto, el secado total de cada pieza. Antes de guardarlas en armarios o cajones es importante revisar que estos espacios no sean foco de malos olores, sobre todo, porque acumulen fácilmente humedad.

Si este es el caso, pon en las esquinas cuencos o saquitos con arroz, bicarbonato, sal o café, pequeños trucos caseros que ayudarán a absorber la humedad y a que tus prendas no atrapen ese desagradable olor. Además, a la hora de guardar sábanas y toallas es importante no apelotonarlas, ni doblarlas excesivamente apretadas. Así impedimos que el algodón transpire, convenientemente, con lo que es más fácil que adquieran ese reconocible olor a cerrado
Aromatizar siempre los armarios

Uno de los trucos ganadores para que nuestras sábanas y toallas conserven siempre un fresco olor a limpio, pese al paso de las semanas, es aromatizarlas bien. La recomendación es siempre la misma: a la hora de guardar o almacenarlas, es mejor aromatizar el espacio, no la prenda. Hay muchas alternativas de aromatizadores para armarios y cajones como hay muchos tipos de olores.
- Opciones naturales. La favorita de muchas personas, pues van desde las bolsitas de lavanda, que no sólo perfuman, sino que repelen polillas y ácaros de manera natural, a los aros de madera con aceites de cedro, pues proporcionan un aroma fresco y purificador que, además, mantiene a raya a las polillas.
- Opciones tradicionales. Los saquitos de aceites esenciales, que venden preparados en infinidad de sitios, permiten la difusión progresiva y gradual de fragancias, por ejemplo, de limón, menta, eucalipto, rosas o sándalo. Otra opción es utilizar pastillas de jabón perfumado, un método de toda la vida que aporta un toque fresco y delicado. Y, por último, no descartes el papel perfumado para cajones que esparcen una fragancia duradera perfumando directamente la ropa.
- Opciones mixtas. Para muchos, el 2 x 1 es la elección ideal, desde las bolsitas antipolillas que, además de oler bien, protegen la ropa de las polillas y ácaros, a los absorbentes de olores que están diseñados específicamente para eliminar olores desagradables y mantener la frescura durante más tiempo.
Este artículo se publicó originalmente en el número 2034 de la revista Mía. La autora original es Lola Ojeda