En la gastronomía española, los embutidos ocupan un lugar destacado, formando parte de muchas comidas tradicionales. En verano, este consumo se acentúa porque los bocadillos se convierten en comidas muy socorridas para comer en cualquier lugar. Sin embargo, el nutricionista Aitor Sánchez nos advierte sobre los riesgos que conlleva el consumo excesivo de ciertos embutidos, especialmente tres tipos de embutidos que contienen muchos aditivos y conservantes. Estos productos cárnicos procesados tienen un alto contenido en sales, grasas y componentes cancerígenos, que pueden tener efectos negativos en nuestra salud.
Según datos recientes del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, España es uno de los países con mayor consumo de carne procesada en Europa. Este hábito alimenticio puede estar contribuyendo al aumento de enfermedades crónicas, ya que los embutidos suelen contener altas cantidades de sal y grasas saturadas. En concreto, hay tres que son los que más: las salchichas, el chóped y la mortadela. Son alimentos que incrementan el riesgo de padecer problemas cardiovasculares y otras complicaciones de salud.
Además de los organismos públicos españoles y europeos, los expertos han hablado sobre esta cuestión. El dietista-nutricionista Aitor Sánchez, @midietacojea en Instagram, asegura que el consumo de embutidos debe ser poco, limitándose a una o dos veces por semana y "cuanto menos, mejor". Esta recomendación se alinea con las directrices de salud pública que buscan reducir el impacto negativo de los alimentos procesados en la población.
Los riesgos asociados a los embutidos procesados
Los embutidos como las salchichas, el choped y la mortadela no solo son ricos en grasas y sodio, sino que también contienen nitritos y nitratos, compuestos utilizados para su conservación. Estos aditivos, al ser metabolizados en el cuerpo, pueden transformarse en nitrosaminas, sustancias con potencial cancerígeno. Del mismo modo que ocurre con la opinión de Trisha Pasricha, gastroenteróloga de Harvard, alerta: "Si vas a comer azúcar, mejor que sea en el desayuno y no en otras comidas", si vas a consumir embutido, en menor cantidad.

La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) ha clasificado la carne procesada como carcinógena para los humanos, lo que coloca a estos alimentos en el mismo nivel de riesgo que el tabaco. Estudios indican que el consumo regular de 50 gramos de embutido al día puede aumentar significativamente el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal.
Además, los embutidos procesados están relacionados con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades como la diabetes tipo 2 y el Alzheimer, debido a su capacidad para aumentar la inflamación sistémica y afectar la salud del cerebro.
Alternativas saludables para reducir el consumo de embutidos
Ante estos riesgos, es esencial buscar alternativas más saludables para incluir en nuestra dieta diaria. En lugar de optar por embutidos procesados, podemos elegir opciones como los encurtidos, las hortalizas frescas o los patés vegetales, que ofrecen beneficios nutricionales sin los efectos adversos de los productos cárnicos procesados.

Para quienes disfrutan de los bocadillos, existen muchas alternativas deliciosas y saludables. Puedes optar por el clásico bocadillo de tortilla, el de aguacate o el de hummus. Estas opciones no solo son sabrosas, sino que también contribuyen a una dieta más equilibrada y nutritiva.
No todos los embutidos son tan malos. Los que destacan por ser menos perjudiciales son el jamón cocido extra, el jamón serrano o el lomo curado. Aunque siguen siendo productos que deben consumirse con moderación. La clave está en la variedad y en priorizar alimentos frescos y naturales que promuevan una mejor salud a largo plazo.
 
	
			 
						 
	
	 
	
	 
	
	